«Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.»
– Efesios 6:12
La persona que sufre esquizofrenia describe como uno de sus síntomas, el escuchar «Voces». Voces que les susurran normalmente pensamientos negativos. Culpas, pensamientos paranoicos, etc.
A lo cual, la medicina tradicional responde que son solo alucinaciones y que solo hay que medicar a los pacientes. Haciéndolos caer en un estado en el cual están medio dormidos. De esta forma, no se cura el problema pero se «maquilla».
Ahora bien, el psiquiatra que vamos a escuchar a continuación, fue más allá y decidió estudiar a miles de enfermos esquizofrénicos. Y descubrió que las voces no pueden ser solo producto de una alucinación, locura o estupidez humana ¿por qué?
Por que dichas voces tienen patrones, lógica, cierta coherencia. Y reaccionan de la misma forma ante elementos como la Biblia, los rezos, etc. Cosa que si solo fuera una alucinación, no tendría por qué pasar.
De tal forma que una de las conclusiones que da dicho psiquiatra, es que probablemente dichas voces si sean de otros planos. Te dejo este video que te dejará impactado:
Efesios 6:10-20 (Reina-Valera 1960)
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.