¿Has escuchado hablar del fuego interior?
Cuando decimos «fuego interior» no nos referimos a la emanación furtiva y apasionada de un sentir… sino a algo muy literal.
Hablamos de la capacidad humana de producir combustión desde lo profundo de su cuerpo.
Si no habías escuchado de ello, te invitamos a conocer unas cuantas historias, debidamente cotejadas, que te sorprenderán.
Fuego interior, el caso de La Señora Carpenter
El 02/07/1951 en la ciudad de Petersburgo, Florida, la señora Carpenter se dirigió al cuarto de su inquilina, la señora Reeser de 68 años, y al tratar de abrir la puerta de la recamara se quemó la mano con la puerta de la perilla.
Alarmada en extremo, la señora Carpenter salió corriendo de su casa en busca de ayuda, y encontró está en un grupo de obreros que trabajaban en una obra cercana.
Regresó con ellos a su casa, y de inmediato, uno de los obreros derribó de un empujón la puerta sólo para toparse con uno de los mayores misterios de la época.
Cerca de la ventana de la recamara, y entre los restos de lo que había sido un sillón, estaban 5 o 6 kg de ceniza como macabros restos de los 80 kg de peso de la señora Reeser.
Las primeras indagaciones del caso determinaron los siguientes hechos: de lo que había sido la señora Reeser, quedaba solamente su pie izquierdo, su cráneo curiosamente enpequeñecido por el fuego, y algunas vértebras no consumidas totalmente.
La opinión de los forenses
Por su parte, el medico forense, el profesor Wilton Fragman, de la universidad de Pensilvania, dictaminó que jamás en su carrera había visto un cráneo tan reducido por el fuego, ni un cuerpo tan carbonizado, fuera de un horno crematorio.
La opinión de los expertos fue que el fuego generado en el cuarto había alcanzado los 2000 °C.
La policía, al no poder dar un veredicto objetivo, archivó el caso diciendo que la señora Reeser murió consumida por un incendio local de origen desconocido.
La Señora Barabara Bel
En tiempos más antiguos este tipo de casos ya habían sido registrados.
A principios del siglo XX, y más exactamente, el 28/02/1905, en Blyth, una pequeña aldea al norte de Inglaterra, en el interior de una casa, los vecinos encontraron el cuerpo, humeante aun, de Barbara Bel de 77 años de edad.
Tendido en un pequeño diván, que, dicho sea de paso, apenas si mostraba huellas de quemaduras, el cuerpo de la señora Bell estaba negro y reducido, como si hubiera estado en el interior de un horno.
Los Hechos Condenados (casos de fuego interior)
Otra escena semejante se registró el 13/05/1907, acaecida en el pueblecito de Manner, en Dinapor, cerca de Madrás, en la India donde tocó a 2 policías descubrir el cadáver humeante de una mujer en el interior de una vivienda sin que siquiera sus ropas hubieran ardido.
Estos hechos, y otros más igual de asombrosos, son auténticos y fueron recopilados y relatados por el escritor George Langelaan en su libro “Los Hechos Condenados”
Similitudes entre los casos
Cabe destacar que es curioso que en todos los casos se trató de mujeres de edad avanzada y que en todos los casos su deceso fue motivado por un fuego de “origen desconocido” y que sorprendentemente, el fuego sólo alcanzó a calcinarlas a ellas mismas, respetando los diversos objetos que las rodeaban.
Podríamos suponer por un momento, que el causante de todo fue un extraño “fuego interior de origen místico”
El Toumo
Extrañas leyendas nacidas en el corazón mismo del milenario Tíbet, nos hablan de hombres estudiosos, que a través de ciertas disciplinas heredadas de siglos de antigüedad han aprendido a generar calor en el interior de sus propios cuerpos, los tibetanos lo llaman “gtumo”, palabra que traducen por calor, pero no un calor ordinario sino algo que en realidad viene a ser una forma misteriosa de energía psíquica.
Ahora bien, el “Toumo” al decir de los enterados, reviste dos formas: el esotérico y el místico.
Y el “toumo” esotérico, es más conocido, es definido por los conocedores como:
“El que surge durante ciertos éxtasis y gradualmente va envolviendo al místico en el dulce y cálido aliento de os dioses”
Y esta clase de “Toumo” es precisamente el que se asegura confort y comodidad a los ermitaños que duermen al raso en las cumbres de las nevadas montañas de los Himalaya.
A los ascetas que llegan a dominar esta diciplina se les conoce como “Respas”
Los iniciados aseguran que los “Magos Respa” instruidos en este arte son capaces de encender fuego donde les plazca e incluso hacer brotar llamas, en el agua, al conjuro de solo la mística sílaba “RAM”
Para lograr este “Toumo” se deben someter a un proceso intenso y complejo de concentración por medio de la meditación.
Una vez que lo domine puede ahora habitar para siempre en los cielos eternos de los himalayas, domina ya su cuerpo, y el frío y la inclemencia de los elementos, no logran distraerlo en su contemplación.
Pero el dominio de este Toumo esotérico no explica el fuego interior que consumió a las ancianas.
Toumo Místico
¿Será entonces que una explicación a estos casos se encuentre en el “Toumo Místico”?
Es difícil decirlo, porque en verdad, para los escasos conocedores de este tipo de Toumo, se trata en realidad de un estado místico que tiene sólo un lejano parentesco con la idea de calor.
Se le define como: un fuego sutil que caldea el fluido generativo (el esperma)
Y hace subir la energía latente en él, a lo largo de los canales filiformes de los “TSAS” es decir, de las venas arterias y nervios.
Siendo también un calor que sube hasta la cúspide del cerebro y produce un mundo de delicias intelectuales y espirituales.
Los contados hombres que llegan a dominar esta disciplina, almacenan físicamente en su organismo una fuerza generadora tan inmensa que les queda prohibido para siempre el usar ropas de lana y acercarse al fuego y, sobre todo, jamás, y bajo ninguna circunstancia deben intentar producir el “Toumo” en el interior de una habitación.
El aire vaciado, y el humo y olores encerrados entre cuatro paredes podrían llegar a desencadenar dentro de sus propios organismos fuerzas tan inconmensurables que incluso podrían hacerlo desaparecer físicamente incinerados.
¿Acaso en su soledad y en su meditación, pudieron estas ancianas producir el fuego interior que acabó por devorarlas?
Y, por agregar cosas a descartar, mencionemos también que entre las múltiples supersticiones que tienen cabida en los pueblos primitivos se habla de extrañas prácticas de hechicería conocidas en Haití como vudú.
En ellas, los brujos que de algún modo hay que llamarlos queman en efigie imágenes de personas que, a distancia y supuestamente, deberán morir calcinadas.
¿Será alguna de estas prácticas expuestas, la razón de la combustión interna de estos casos?
¿Cuéntanos, tú qué piensas?