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Mascotas del Más Allá

Mascotas del más allá… El budismo es la doctrina mística que ha llevado más lejos el amor por los animales.

Se cuentan historias realmente extravagantes que ilustran ese amor desmedido que sienten los budistas por todos los seres vivos, especialmente por los animales domésticos con los que comparten su existencia.

Este fervor por los animales puede entenderse en términos religiosos, aunque un Cristiano le resulte difícil entender el sacrificio a que son capaces de llegar los budistas con tal de no infringir sufrimiento a alguno a un ser vivo irracional.

Quemando Karma

Buena parte de este amor se sustenta en la doctrina de la reencarnación, que supone que los animales no son más que depositarios de espíritus que están “quemando karma” en su camino ascendente hacia la liberación.

Y desde ese punto de vista se entiende ese respeto extremo que sienten los budistas por la vida de los animales.

Esta interpretación mística nos está indicando que para el budismo los animales tienen alguna forma de “psiquismo”, cosa que, como veremos en el presente vídeo, ha empezado a probar en nuestros días la parapsicología.

Capacidades extrasensoriales de las mascotas

Los animales son irracionales, pero no por ello hay que descartar la posibilidad de que hayan desarrollado capacidades extrasensoriales; es más, piensan los parasicólogos que han estudiado el tema que, precisamente debido a su misma irracionalidad, los animales están más capacitados que los seres humanos para desarrollar facultades paranormales.

Muchas veces al hombre le estorba la razón para poder transmitir sus pensamientos telepáticamente, para “doblar metales con la mente “, o para efectuar cualquier hazaña psíquica.

Y si los animales no tienen este problema, se entiende entonces por qué con tanta frecuencia protagonizan hazañas síquicas.

Además, habría que añadir que los animales domésticos, las mascotas, tienen por lo general una enorme capacidad afectiva, lo cual a veces los une a sus amos indisolublemente, con cadenas que trascienden hasta la misma muerte.

Casos impresionantes sobre Mascotas

En este artículo hemos preparado justamente algunos casos en que las “mascotas” de amos a los que querían entrañablemente han regresado del más allá en busca de afecto.

Muchos de estos casos han sido estudiados por para psicólogos tan respetables como J.B. Rhine, Ian Currie, Hornell Hart y Benson Herbert.

Estos connotados investigadores han encontrado, por ejemplo, que como era de esperarse, las evidencias más numerosas corresponden a animales domésticos, tales como perros, gatos, pájaros y caballos, pero también las hay de especies silvestres.

Las mascota de John Marshall

Un perro gran mastín, originario de la ciudad de Cleveland, sí había encariñado con John Marshall, un joven vecino que al estallar la Guerra de Vietnam fue reclutado y tuvo que marcharse al frente.

Durante el periodo de año y medio en que marcha estuvo ausente, Beto que ya era un animal viejo coma falleció sin que aquél se enterara, pues deliberadamente le fue ocultada la noticia.

Tiempo después coma Marshall regresó a Cleveland y al llegar coma a eso de las 2:00 am, se sorprendió alegremente al ver que Beto lo recibía con grandes muestras de júbilo.

Las manifestaciones efusivas duraron unos 10 minutos, hasta que finalmente el perro corrió, desapareciendo entre un macizo de dalias.

Al otro día, con gran sorpresa, marchan se enteró de que el perro había fallecido tiempo atrás, y sin dar crédito a la noticia, replicó:

No puede ser, mamá. Anoche salió a recibirme. Ven te mostraré en donde…

Al mostrarle el lugar, su mama le notifica que precisamente en ese lugar fue enterrado.

Confirmación de testigos

Se puede pensar que el joven pudo haberlo confundido con otro animal, sin embargo, el colorido del animal, que incluía una Mancha oscura sobre el ojo izquierdo, así es difícil que fuera confundido por alguien que lo conocía tan bien.

Además, comentó a su madre que pudo verle perfectamente la medalla de identificación qué Beto portaba en el collar.

La versión del joven cobró mayor credibilidad cuando, posteriormente, se comprobó que otras personas vieron en la semi penumbra del jardín a un perro idéntico a Beto que desaparecía tras el macizo de dalias.

El caso de Ken y angus Macdougall

Otro caso fue el ocurrido a Ken y angus Macdougall, hijos del doctor William mcdougal, quien fuera director del laboratorio de parapsicología de la Universidad de Duke coma en 1938, quién pudo seguir muy de cerca el desarrollo de los hechos.

Al encontrarse aburridos en una celebración salieron a explorar afuera la casa de campo se hallaba muy descuidada, y cuando los jóvenes descubrieron una añosa y desvencijada caballeriza, no les sorprendió ver a un viejo caballo comiendo la hierba crecida.

Al tratar de sujetarlo, el caballo se refugió en las caballerizas, y pensando que lo tenían acorralado, los jóvenes se acercaron sigilosamente, pero al entrar ya no había nada.

El cobertizo no tenía otra salida coma y sin embargo el caballo parecía haberse esfumado en el aire.

Al contar su historia a la anfitriona de la fiesta y describir al animal ella dio en cuenta que se trataba de su caballo que había fallecido hacía 7 años.

Algunas mascotas parecieran regresar del más allá para cumplir tareas específicas.

Raymond y Suzanne Peters Salvados por su Mascota

El más claro ejemplo de este tipo lo tenemos con Raymond y Suzanne Peters.

El matrimonio fue despertados en la madrugada por los ladridos insistentes de su perro Mac.

Gracias al oportuno llamado del animal, los Peters descubrieron que su casa estaba incendiándose, y pudieron salvar su vida y la de sus niños.

Fue hasta después que repararon en el hecho de que Mac, su perro terrier escocés, había fallecido 3 meses antes y en el vecindario no había otro perro.

También existen historias increíbles en las que se cuenta la historia de animales que reencarnan y vuelven con su dueño, aunque en una raza distinta. Demostrando habilidades o gustos muy particulares de su anterior vida e incluso estos casos han inspirado películas. Existen aún muchas interrogantes al respecto, y la obtención de respuestas no es nada sencillo. Quizá no sean tan importantes nuestras creencias, sino el que las pongamos a prueba, ya que como afirman Margaret y Vincent Gaddis, “el hombre no puede asignarse a sí mismo un alma imperecedera y negársela a sus hermanos animales.”