Pocas técnicas de curación resultan tan sorprendentes e inexplicables como la acupuntura o sea la curación del enfermo por medio de agujas que se clavan en diferentes partes del cuerpo.
A primera vista, parecería absurdo que, por ejemplo, para curar una desviación de las vértebras baste con un pinchazo en determinada parte de la Palma de la mano; sin embargo, este tratamiento ha demostrado durante miles de años su efectividad.
Historia de la Acupuntura
Entrar al extraño mundo de esta medicina China y explicarla es el propósito de este vídeo así que, comencemos por el principio.
Los estudiosos de la acupuntura afirman que es tal su antigüedad que tendríamos que remontarnos miles de años atrás, al período neolítico, para encontrar las primeras huellas del uso de esta extraña medicina.
Al pasar los siglos y al evolucionar el hombre de la edad de piedra a la del hierro, los primitivos punzones de piedra dejaron su lugar a los de metal, que al parecer fueron los primeros conocidos por los hombres occidentales ya que en el siglo XVII los jesuitas franceses hicieron una mínima referencia al extraño método de clavar agujas en el cuerpo, y al mismo tiempo lo bautizaron como su actual nombre latino.
Sin embargo, siglos de indiferencia rodearon a las misteriosas agujas.
Occidente no mostró ningún interés en su uso y en los posibles beneficios que se pudieran obtener de ella.
Y por esta absurda indiferencia, la acupuntura, fuera de China, era prácticamente ignorada. El resto del mundo casi no tenía noticias de ella.
Georges Soulié
No fue sino hasta el pasado siglo, para ser exactos en 1934, cuando un hombre llamado Georges Soulié de Morant, publicó una obra llamada “Manual de la Verdadera Acupuntura China”.
Sin embargo, aquella primera obra de Soulié no convenció casi a nadie, pero el autor no se desanimó.
Cinco años después publicó la segunda cuyo título era “La Acupuntura China”
Y desde luego, a decir verdad, resultaba muy difícil que cualquier hombre aceptara que la acupuntura era cosa seria.
Todas sus bases, el diagnóstico y el tratamiento, suenan absurdos e irracionales. Tan absurdo como lo siguiente:
Proceso en la consulta
Si usted consulta a un acupunturador, le hace una serie de preguntas como si se padecen Dolores de cabeza, si la digestión es buena o mala, etcétera; pero mientras hace esas preguntas, el profesional sujeta la muñeca del paciente como para tomarle el pulso. solo que curiosamente, no consulta ningún reloj.
El acupunturador cambia muchas veces de lugar en la muñeca, y no contento con eso, decide auscultar la otra muñeca.
Este auscultar el pulso del paciente se prolonga por un buen rato, hasta que el médico parece abandonar súbitamente la tarea y es entonces cuando sorpresivamente el acupunturador comienza a hacerle notar al paciente con gran precisión síntomas que el enfermo no le había mencionado.
Y no sólo eso, sino que también menciona las horas en la que el dolor agudiza y disminuye.
Y después de descripciones tan precisas, lo sorprendente es la manera de sanar las dolencias.
Casos como corregir el dolor de cabeza clavando agujas en las manos y en los pies.
Para curar la lumbalgia, introducen una aguja en el tobillo.
Sí, aparentemente es absurdo. Sólo que hay cosas más importantes que las apariencias. Por ejemplo, que quienes se han sometido al tratamiento de la acupuntura saben que ese extraño sistema medicinal logra en muchísimos casos curaciones casi instantáneas.
Los acupunturistas explicaban la razón de la importancia de tomar el pulso de la siguiente manera:
Existen 3 clases de pulsos:
El pulso superficial que se percibe tocando muy suavemente la muñeca del paciente.
Puso medio, en el que se efectúa una mayor presión de los dedos en torno a la muñeca.
Impulso profundo en el que, para detectarlo correctamente, debemos apretar con mayor fuerza.
De acuerdo con los viejos libros de acupuntura, los diferentes pulsos revelan el estado de salud de los órganos internos.
Es decir, un buen acupunturista sabe por las pulsaciones si el hígado o una parte del intestino grueso se encuentran en malas condiciones.
Desde luego, esta extraña técnica de diagnóstico es sumamente compleja, ya que según ella la arteria radial se convierte en algo así como el pulso sonoro que al oprimirse suave, mediana o profundamente transmite a las yemas de los dedos del acupuntador los ecos de las diferentes intensidades del movimiento y funcionamiento de cualquier órgano del cuerpo humano.
Un buen acupunturista chino sabe que esta técnica es profundamente complicada y aparentemente absurda, pues en ella existen no menos de 27 aspectos diferentes en la palpitación de un pulso, y cada aspecto tiene un significado muy concreto el cual debe ser cuidadosamente meditado por el profesional.
El Ying y el Yang
Para los chinos existe una energía fundamental que está en todo lo existente y esa energía se descompone en 2 aspectos complementarios el yin y el Yang.
El Yang es lo brillante, lo positivo, lo seco y lo cálido; Esto es el principio masculino.
Y el Yin es lo sombrío, lo negativo, lo húmedo y lo frío; Esto es el principio femenino.
Pero, ninguno de los 2 es mejor que el otro. ambos son igualmente buenos y es necesario que los dos circulen armónicamente por el cuerpo. sólo entonces se da la salud.
Ahora bien, si esa curación es perturbada, se produce la enfermedad, o sea: la falta de armonía en el cuerpo.
Y este concepto de la circulación de la energía compuesta por el Yin y el Yang es llevada a tales extremos por los chinos que los acupunturistas afirman que ni siquiera las enfermedades infecciosas son provocadas por la virulencia del agente patógeno.
Se deben fundamentalmente a una perturbación de la circulación de la energía, que debilita alguna parte del organismo.
El manejo de la energía
Por lo tanto, el deber primordial del acupunturista es restablecer la circulación normal de la energía donde sea perturbado y consecuentemente el profesional vigila con gran cuidado la circulación de esa energía.
Para la acupuntura, la energía no circula de forma aleatoria en el cuerpo humano, sino siguiendo líneas que son llamadas vasos o meridianos. Y la mayor parte de los puntos de acupuntura están situados precisamente en los meridianos.
Para los chinos el cuerpo humano es un todo en el que cada cosa tiene que ver con la suma de ellas y en el que un órgano o un miembro tiene que ver con un cabello o con una uña, por ejemplo.
Agujas de plata o de oro insertadas estratégicamente en los meridianos, así como las “moxas” que son algo así como puntos de fuego que se aplican a zonas especiales y que provocan quemaduras; son las únicas herramientas que se usan junto con el conocimiento del cuerpo, y con ello han curado un puñado de enfermedades a lo largo de la historia.